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lunes, 4 de mayo de 2015
Discriminación Porfiriana
La sociedad mexica es racista por naturaleza y el hecho de que no lo aceptemos
solo hace más grave y evidente el problema de discriminación a indígenas y
clases bajas descendientes de africanos. El problema no se centra en solo
algunas partes de la República, como a veces se cree, sino se encuentra presente
a lo largo del país. (Palmer, C., 1995). Tampoco es una situación que podamos
hacer evidente de hace poco tiempo, proviene desde la época colonial y
destacaremos precisamente cómo es que en el Porfiriato la división de clases
sociales se torna un problema de discriminación racial en México.
Porfirio Díaz a pesar de ser oaxaqueño de nacimiento y proveniente de
ascendencia mixteca, comienza a hacer campañas de eliminación maya, otomíe y
yaqui. Se extinguen las comunidades indígenas y se les quita valor jurídico gracias
a sus ordenamientos. Comienza un proyecto de integración nacional centrados en
la raza blanca y en el criollismo. Como alternativa, se les ofrece a aquellos grupos
étnicamente diversos que se despojen de sus producciones culturales y adopten
las nuevas para así ser merecedores de actividad jurídica igualitaria (Mix Rojas, M.
1991). Según Pimentel (1864) para que el indio pueda ser integrado a la sociedad
es necesario que realice diversos pasos: dejar su idioma y cultura a un lado,
aceptar la propiedad privada de terrenos no cultivados por los hacendados,
integrarse a un mestizaje biológico con la finalidad de ser todos blancos y
finalmente que asistan a escuelas para que sean confundidos entre todos.
La situación de los indios en México en el siglo XIX es ambivalente y contrapuesta.
Por un lado encontramos al indio vivo el cual representa atraso y “estorbo”,
corrompe la configuración nacional; por otro lado el indio muerto que es
merecedor de respeto y admiración por su aporte histórico y grandeza
prehispánica como aportación a la identidad nacional. Basado en las ideas de
“orden y progreso” de Díaz, Justo Sierra se encarga de hacer evidente la distinción
entre clases y al ser fiel seguidor de las ideas Darwinianas, logra establecer que:
“El indígena, el campesino dejará de tener tutela del Estado cuando haya
adquirido el hábito de respeto a los intereses de los terratenientes o latifundistas.
Mientras no haya adquirido tal hábito, el Estado se encargará de hacer que los
intenta del latifundista sean respetados. El indígena reclama derechos sobre la
tierra que trabaja, sobre la tierra de sus padres, sobre la tierra en la cual ha
nacido, pero el hecho de que no sea el actual poseedor de dicha tierra, implica
que es el menos apto; el vencedor tiene derecho a que se le respeten los frutos de
su aptitud.” (Sierra J.)
Las ideas sobre los indígenas en el Porfiriato eran principalmente basadas en la
evolución. Esto nos decía que el atraso racial de los indios era fundamentalmente
proporcional a su retraso mental y falta de evolución cerebral según nos los
expone Andrés Molina en su libro Los grandes problemas nacionales (1909).
De otra manera la política positivista de Díaz apoyo a mantener la situación de los
indígenas que traen por casi un siglo. Sus condiciones y beneficios no mejoran
pero la pérdida de sus tierras se acelera a partir de la consumación de la
independencia. En 1910 41% de las comunidades conservaban sus tierras
comunales, por otro lado el 51% las pierde. Todo esto viene como consecuencia
de la creciente desintegración cultural y social que tienen el grupo indígena que
después vendrám formando la materia prima para las fuerzas revolucionarias.
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